La 40 era una cárcel donde encerraban a las personas
que se oponían al régimen trujillista y eran torturados por el hermano del
dictador José Arismendy Trujillo Molina (Petán).
Durante la dictadura de
Rafael Leónidas Trujillo Molina, este no permitía que las personas se
trasladaran de los campos a Santo Domingo, por lo que cuando Trujillo murió la
gente se sintió en libertad para moverse de un lugar a otro, y tal es el caso
de que muchas personas de clase muy pobre invadieron el lugar donde operaba La
40 para hacer sus casas.
Según los que
estuvieron presos en La 40, en esta había una silla eléctrica, la cual tenía
forrados los brazos, el asiento y la espalda con hoja de cobre, le ponían
correas en los brazos y los pies para atarlos a ella y la conectaban a un
dispositivo que aumentaba el voltaje. Otros métodos de tortura era el látigo,
estaba hecho con un estirado miembro viril de toro lleno de alambres en la
punta, también estaba la picana, que era un bastón eléctrico que tenía un tubo
metálico, con el cual le daban corriente en los testículos a las personas que
eran sometida a algún tipo de interrogatorio, además se efectuaban otros
métodos de tortura.
Cuando la OEA le
anunció a Balaguer que vendría, ordenó la completa destrucción de la 40 para
borrar las huellas de ese centro de crueldad. Hoy en día en ese lugar se
encuentra el colegio e iglesia San Pablo de Cristo Rey.
Según el Censo Nacional
de Población y Vivienda de 2006, La 40 del sector de Cristo Rey cuenta con 23
mil habitantes, de los cuales 9,538 son hombres y 13,462 son mujeres.
En la actualidad la
ocupación laboral de los moradores de La 40 es diversa, desde chiriperos,
obreros, hasta técnicos y profesionales.
El sector posee la
escuela Luís Manuel Caraballo, fundada en el 1978. Esta presenta ocho aulas, una
dirección, una subdirección y tres baños.
Dentro de los
principales centros que podemos encontrar en Cristo Rey están las clínicas Peguero, Cruz Jiminián y Santo Socorro, estas
instituciones además le dan servicios a todos los subbarrios cercanos.
Uno de los mayores
problemas de La 40 es la falta de iluminación de sus calles ya que son
peligrosas para la ciudadanía por la fuerte delincuencia que hay en el lugar.
Una de las transeúntes que
pasaba por el lugar Sandra Vásquez dijo que “no me siento con mucha confianza pasando
por este sitio porque cuando menos se espera se puede presentar cualquier
situación”.
En esta comunidad se
puede observar desde que se entra, la gran corrupción que hay así como los
diferentes tipos de bandas que existen, las cuales se enfrentan por diversas
razones, como el de obtener un espacio para establecer su grupo.
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